La actriz española Aitana Sánchez Gijón, con más de 70 títulos en su filmografía y una diversidad de reconocimientos en España y el extranjero, recibió hoy el Premio Luis Buñuel de la 51ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca.
«Luis Buñuel es el padre, la madre y el espíritu santo del cine español, es la referencia principal, el director al que todos miramos y que tenemos ya metido en nuestro cerebelo, forma parte de nuestro ADN, de nuestros genes, de nuestra sangre, es fundacional», aseguró.
En el Teatro Olimpia de Huesca, la actriz fue arropada por amigos cercanos, entre ellos la actriz dramática Marta Poveda, la filóloga y escritora Irene Vallejo, el cineasta Miguel Santesmases y el cinéfilo y escritor Luis Alegre.
«Solo puedo deciros que mantengo intacta la ilusión, las ganas de aprender, la curiosidad, la sensación de que tengo que ser mejor siempre, de que no me conformo y de que quiero ser mejor actriz para contaros mejor más historias», señaló la intérprete, una de las trayectorias más destacadas del audiovisual español.
Aitana Sánchez-Gijón iniciará en unos días el rodaje, en la región del Bajo Aragón, del filme «Tierra baja», dirigida por Miguel Santesmases e indicó que espera que este nuevo proyecto sea un peldaño más en este afán de crecimiento «y de encarnar cada vez con más veracidad y con más pasión este oficio que para mí nunca se acaba».
En el nuevo filme, la actriz española interpretará a Carmen, una guionista que se siente frustrada y abandona Madrid para volver a sus orígenes. «Vuelve a conectar con esa parte creativa, con la escritura. Y a partir de ahí empieza a conectar con esa tierra y todo lo que sucede ahí, las personas que la habitan y que forman parte de su vida», dijo sobre la producción.
La gala de entrega del Premio Luis Buñuel, conducida por Jorge Usón y Carmen Barrantes, trajo desde «el más allá» para los asistentes a Luis Buñuel y a Carlos Saura, el reconocido cineasta, fotógrafo y escritor oscense que falleció en febrero pasado junto con el redoble de los tambores de Calanda, la tierra que vio nacer al cineasta que da nombre al premio.
«Estamos cerquita de Calanda, he estado ahí con los tambores y es una de las cosas más abrumadoras que he visto en mi vida», refirió.
Sobre el homenaje de esta noche, hizo hincapié en que «lo que ha sucedido en este escenario ha superado cualquier expectativa y es muy satisfactorio ver que van pasando los años y que tu vocación se ha cumplido».
La actriz de cine, teatro y televisión aseguró haber recibido en el marco de la entrega del premio un «baño de amor», que supera con creces «esa sed infinita de contar historias, de ser esa médium, esa traductora, de participar de esa esencia de la civilización que el teatro y de poner en común, con mis interpretaciones, los sueños, las pesadillas, las ideas, el humor, el amor, la violencia, todo lo que nos conforma como sociedad».