NORMA LAZARENO COMPARTE EL MISMO DOLOR CON MARIBEL GUARDIA

Norma Lazareno relata cómo fue la llamada que le hizo a Maribel Guardia para darle el pésame por el fallecimiento de su hijo Julián Figueroa, pues la primera actriz entiende el inmenso dolor que atraviesa la actriz, ya que ella enfrentó lo mismo hace 25 años, cuando perdió a su hija Paulina de 19 años de edad en un accidente automovilístico.

«Lo primero que hice, en cuanto fue oportuno, fue hablar con ella y el sólo decirle quién era yo, decirle ‘Maribel querida, habla Norma Lazareno’, nos pusimos a llorar las dos, porque no hubo necesidad de darle el pésame. Ella sabe que es un camino que ya recorrí y que ahí sigue, a pesar de los veintitantos años de lo de mi hija, ahí está.

«Ya con tranquilidad, con resignación, pero que la entiendo posiblemente como poca gente entiende cuando son hijos únicos; pero la maravilla de ella es que le dejó un nieto Julián, y eso sí, yo no tuve la dicha de eso».

La actriz de «La Mexicana y el Güero» considera que los hijos que han abandonado esta vida se convierten en ángeles que los acompañan en su día a día, y relata cómo su fallecida hija una vez le salvó la vida, cuando unos ladrones se metieron a robar a su casa la mañana de un domingo estando ella sola.

«Yo estaba dormida y de pronto sentí que me movieron el brazo y eran dos encapuchados que entraron a mi casa, y me dijeron ‘si usted se porta bien y nos dice lo que queremos saber, no le va a pasar nada, no la vamos a lastimar’.

«Pero cuando llegaron a la caja fuerte, ellos suponían que ahí había algo de valor. Yo, con los nervios, no me acordaba cuál era la clave y ya se estaban desesperando, pero traían un walkie talkie ellos y abajo había alguien que los estaba esperando.

«Hasta que él dijo ‘¡oye, váyanse inmediatamente! porque está entrando un coche rojo con una mujer blanca de pelo negro largo y viene con dos personas más, son hombres; a ver cómo le hacen, pero sálganse porque está entrando al garage de la casa’. Entonces se fueron.

«Yo como pude me desamarre y todo, lo primerito que me fui a hacer, fue a ver el garage. No había nadie, y el coche rojo fue donde mi hija falleció, yo no la vi, ella hizo que ellos la vieran y con eso me salvó».